La Escuela Dominical: El Corazón educador de la Iglesia

¿Qué es la Escuela Dominical?

Aunque el término «Escuela Dominical» no aparece literalmente en las páginas de la Biblia, no podemos negar que su propósito ha estado en el corazón de Dios desde siempre. La enseñanza de la Palabra, tanto a niños como a adultos, es una constante en toda la Escritura.

Desde el Antiguo Testamento, Dios ordenó que su pueblo—varones, mujeres, niños y extranjeros—escucharan su palabra, aprendieran y temieran al Señor:

“Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios.”
(Deuteronomio 31:12-13)

Desde los días de los patriarcas, el padre era responsable de la instrucción espiritual de sus hijos, transmitiéndola de generación en generación.

Jesús y la enseñanza

En el Nuevo Testamento, Jesús dejó dos encargos claros:
Predicar y enseñar.
Y si analizamos su vida pública, veremos que mayormente enseñó.

Durante los inicios de la iglesia primitiva, la enseñanza fue fundamental. El apóstol Pablo le escribe a Timoteo:

“Del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro…
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
(2 Timoteo 1:11; 2:2)

La enseñanza fue descuidada… y luego restaurada

Durante el período del llamado oscurantismo religioso, la iglesia descuidó la enseñanza a sus miembros.
No fue hasta después de la Reforma que Martín Lutero y sus colaboradores prepararon un catecismo para instruir a los adultos en las iglesias.

El nacimiento de la Escuela Dominical

Ya en el año 1780, en Gloucester, Inglaterra, un editor de periódico llamado Robert Raikes fue abordado por ciudadanos preocupados por la conducta de los jóvenes, que estaban cayendo en pandillas. Le pidieron que escribiera un artículo para llamar la atención de los padres. Sin embargo, Raikes entendió que eso no sería suficiente.

Percibió que el verdadero problema era una decadencia moral y espiritual, y decidió abrir—con la ayuda de Dios—una escuela donde los jóvenes no solo aprendieran a leer y escribir, sino que conocieran la Palabra de Dios.

Al principio, hubo resistencia y burlas. Los ricos no veían con buenos ojos que los pobres recibieran educación. Aun así, nació la primera Escuela Dominical. Estaba dirigida solo para hombres. Las clases eran los domingos, porque los demás días los muchachos trabajaban.

El libro base era la Biblia. Las maestras eran laicas. Raikes usó su propio diario para promocionar la escuela. A pesar de la rebeldía de los jóvenes, Raikes y sus colaboradores persistieron en oración y trabajo constante.

Finalmente, lograron abrir escuelas dominicales en todos los barrios pobres de Gloucester. Para el momento de su muerte en 1811, la asistencia a estas escuelas superaba las 400,000 personas.

Su expansión al mundo

Aunque el movimiento nació en Europa, las Escuelas Dominicales crecieron más rápidamente en América. Hoy en día, América cuenta con más alumnos y maestros de Escuela Dominical que cualquier otra parte del mundo.

Su importancia en la iglesia hoy

La Escuela Dominical cumple una función vital dentro de la iglesia: es el espacio donde niños, jóvenes y adultos son instruidos en el conocimiento de la Palabra de Dios. Es allí donde se forma el carácter espiritual de los creyentes.

Debemos dar gracias a Dios por vidas como la de Robert Raikes, quien, obedeciendo el llamado del Señor, se mantuvo firme a pesar de la oposición, cumpliendo el propósito divino para su vida.

Hoy, la Escuela Dominical sigue siendo un pilar fundamental del ministerio. Quienes participan en ella crecen en conocimiento, compromiso y amor por nuestro Señor.

Por: Ps. Jorge Luis Luque Paravicino

Pastor asociado IBI En Cristo

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